7 millones de años a tu alcance en Abanilla

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Quien se acerca por primera vez a Abanilla, en la provincia de Murcia, queda de inmediato impactado: un paisaje que parece haber sido colocado adrede para maravillarnos nos acoge con palmeras, casa cueva, pistas y caminos retorcidos y laderas coloreadas en tonos que van del amarillo al ocre, pasando por una escala de grises.

Pero si tuviésemos que hablar de un protagonista de esta zona, conocida también como la «Palestina de Murcia», este sería el río generoso río Chícamo, que ha abastecido durante millones de años a estas tierras y a los cortijos adyacentes.

Quien ya conoce este paraje tan singular, te hablará de un lugar ideal para estar en contacto con la naturaleza, para irte de escapada rural y realizar senderismo y otros deportes de naturaleza; no en balde esta zona es de gran interés geológico, botánico y faunístico.

Si te decantan por un recorrido por este oasis en el que pequeños manantiales salpican a la exuberante vegetación existente, encontrarás también fallas, arcillas, desfiladeros, conglomerados y remansos de agua (el río Chícamo siempre tiene caudal) donde relajarse admirando el paisaje.

Si te apetece conocer este enclave oasis rodeado de zonas desérticas, puedes realizar una ruta de 3 kilómetros aproximadamente, la que parte del Caserío del Chícamo y sobrepasa las casas de La Umbría: seguro que no te defrauda.

Además, recientemente, han sido remodeladas en Abanilla ciertas estructuras hidráulicas como el molino de doble cubo que servirá, junto a la casa del molinero, como centro de interpretación de este patrimonio natural y de un río que pese a su pequeño caudal, ha servido y sirve como generador de una gran biodiversidad. La importancia del río Chícamo es tal que ha sido propuesto como Reserva Fluvial en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura.

Pero además viajar hasta Abanilla tiene otros alicientes: el pueblo en sí, que nos transporta a la Edad Media, las fiestas de Moros y Cristianos, la Fiesta de la Santa Cruz, el encuentro de Campanas de Auroros (declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial y que se celebra el tercer domingo del mes de octubre), sus casas solariegas, el lavadero público (aún en funcionamiento), la Fuente de la Calle Mayor, la Iglesia de estilo barroco dedicada a San José, el Sagrado Corazón de Jesús (una hermosísima imagen de 7 metros de altura situado en las inmediaciones de los restos de la alcazaba musulmana y desde donde disfrutarás de unas vistas espectaculares), etc.

No te olvides tampoco de saborear su excelente gastronomía influida tanto por Murcia, Aragón y Castilla: las tortilleras, las gachasmigas, los albaricoques de Damasco, el arroz con conejo y el cabrito a la brasa te esperan.